miércoles, 18 de mayo de 2011

teechodemenos.

Te sientes mal cuando en un primer instante no lloras. Sientes que no tienes ningún tipo de sentimiento, aunque en el fondo no es así, y no entiendes por qué no lo sacas, no lo muestras o no puedes mostrarlo, incluso cuando no hay nadie delante. Sólo puedes estar callada, mirando a un único punto y es prácticamente imposible poder decir en qué piensas.

Te sientes mal cuando sabes que esa persona necesita verte y tú lo evitas. Actuas egoistamente, y cuando pasa el tiempo, aún te sientes peor por haber actuado así. Ni que el causante de esa acción fuese el miedo puede justificar ese hecho. Sientes que esa persona no te merece, o mejor dicho, no te merecía.

Y después, cuando pasa poco a poco el tiempo, es cuando te das cuenta de que, en un primer momento, no lloras porque tus fuertes sentimientos hacia esa persona no permiten hacerte creer que se fue para siempre. Es cuando tienes que contarle a alguien lo que ha pasado, cuando empieza a faltarte el aire y lloras.







Por otra parte, sabes que hay personas que estaran peor que tú. Y viene la parte más difícil: no mostrar tu pena, tu dolor, tu debilidad ante esas personas. Reprimes las lágrimas, sacas fuerzas sin saber de dónde y aguantas el tipo, animando al resto de tus seres queridos.

Pasan los días, los meses, incluso los años, y es en ese transcurso de tiempo cuando vas asimilando que esa persona ya no está.

Escuchas una canción que le gustaba o que te cantaba, ves una foto y recuerdas aquel momento plasmado como si hubiese sido ayer, recuerdas las peleas y las reconciliaciones, llegan fechas señaladas y van a tu mente miles de recuerdos... Ahí es cuando sabes lo que realmente querías a esa persona, la falta que te hace..., y es cuando lloras -en secreto-.



No me gusta llorar en público y, aunque una de las cosas que me caracterizan sea ser una llorona, me siento realmente mal al llorar delante de gente, y más, si es gente a la que quiero. No me gusta preocupar a aquellos que son importantes en mi vida, sus cosas tendrán ellos también. No me gusta que me compadezcan, pues no soy la única a la que le pasan estas cosas.

Pero hay momentos, que a pesar de intentar ser fuerte, vas tragando y tragando y es imposible guardar las lágrimas más.

Tragas saliva, intentas pensar en otras cosas, respiras...; pero finalmente explotas en un llanto. No sabes por qué, no lo entiendes y sientes rabia por ello. Ya eres consciente de que no va a volver.

El otro día me acordé de ti. Eran recuerdos bonitos, pero no pude evitar llorar.

Me gustaría mucho que siguieses aquí y sé que tú también tenías muchas ganas de seguir rodeada de todos nosotros.


Me hubiese gustado poder contarte cómo me va en la universidad, presentarte a alguien muy especial que está ahora en mi vida, llevarte en mi coche, que me vieses crecer...; ¡incluso discutir como de costumbre hacíamos, echo de menos!


Ya sé que no somos inmortales. Que nacemos para tener una vida, aprender a disfrutarla, con el tiempo, somos los encargados de enseñar a disfrutarla a otros y finalmente morir. Pero tú no tenías que haberte ido tan pronto. Ahora podrías estar bien, feliz, volver a disfrutar.


Si dijera que aún no me creo que no estés, mentiría. Realmente soy muy consciente de que ya no estás, porque te echo de menos y no hay día que no me acuerde de ti aunque sea una milésima de segundo.


Sé que estés donde estés, sigues conmigo; en mi corazón. Que me verás crecer aunque yo no pueda verte a ti y que te sentirás orgullosa de mi.


Me hago mayor yaya. Me doy cuenta de todo lo que he vivido y de lo rápido que pasa. Te eché mucho de menos en mi cumpleaños. No imaginaba que iba a llorar tanto, pero lo hice y mucho. Me acordaba de ti, fue el día que más presente estabas y, realmente, tu llamada fue la única que eché en falta...


Te quiero yaya, y eso es algo que no va a cambiar nunca. Porque has sido única en mi vida y fueron 18 años los que pasé junto a ti. Desde aquel en el que me cantabas "Ella y él... Van de luna de miel... Son tal para cual, la pareja ideal. ¡Qué vivan los novios! Los novios con marcha... Con marcha nupcial" y yo bailaba, hasta aquel en el que me enviaste un sms en el que ponía "Feliz Cumpleaños Bárbara. La yaya" y en el que me llamaste después de comer para felicitarme un año más.

Te seguiré echando de menos cada día de mi vida.